OMPRESS-CUBA (21-09-15) El Papa se encuentra
en Cuba como “misionero de la misericordia”, el lema que ha adoptado la Iglesia
cubana para este viaje. Esta misericordia se vio de manera palpable este
domingo en la celebración de las Vísperas con sacerdotes, religiosos,
religiosas y seminaristas en la Catedral de La Habana.
Entre las intervenciones destacó el
testimonio de la hermana Yaileny Ponce Torres, de la Congregación de las
Misioneras de la Caridad. Habló de “La Edad de Oro”, la institución en la que
trabaja y que alberga 200 pacientes de entre 12 y 71 años. Sufren enfermedades
relacionadas con encefalopatías crónicas, por lo que son dependientes totales.
La religiosa contaba que la mayoría de los
“niños”, así llamaba a todos los enfermos, apenas articulan palabras, por lo
que ha tenido que aprender su lenguaje. “Al comienzo, todos pudieran parecer
iguales y todos sus sonidos semejantes pero se van conociendo en su
personalidad única e irrepetible. Ellos también ejercen la misericordia con
nosotros, enseñándonos con mucha paciencia a entenderlos, perdonando el trato
brusco en algún momento o interpelándonos con sus vidas frente a lo esencial”.
“Cuando regalan una sonrisa, una mirada de
alegría, sé que solo por eso, solo por hacer feliz a uno de ellos, vale la pena
permanecer en esta Isla y entregar la vida porque ya en ellos se hace presente
y se está cumpliendo el Reino: «Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino
de los cielos». Querido Papa Francisco, sirva este testimonio para reconocer
toda la labor asistencial, caritativa, de misión, formación y oración a la que
se entregan generosamente las comunidades religiosas femeninas y masculinas. La
vida religiosa en Cuba, con sus diferentes carismas, en la acción y la
contemplación, busca acercarse con «amor de misericordia» a los enfermos,
niños, ancianos, discapacitados… como reconocimiento de la dignidad de cada
persona y como parte inseparable de la Buena Noticia del Evangelio, del cual,
entre todos, como Iglesia, somos testigos en medio de nuestro Pueblo, confiando
siempre en la guía de Jesucristo, Pastor Bueno y María nuestra Madre. ¡Santo
Padre, bendígame!”.
El Papa Francisco, que dejó a un lado el
discurso que tenía preparado, en sus palabras de respuesta a las intervenciones
de saludo, tras hablar de la pobreza habló sobre este testimonio de la hermana
Yaileny: “Y la hermana nos hablaba de los últimos, de los más pequeños, que
aunque sean grandes uno termina tratándolos como niños porque se presentan como
niños: el más pequeño, es una frase de Jesús que está en el protocolo por el
cual vamos a ser juzgados. Lo que hiciste al más pequeño de estos hermanos, me
lo hiciste a mí. Hay servicios pastorales que pueden ser más gratificantes
desde el punto de vista humano, sin ser malos ni mundanos, pero cuando uno
busca en la preferencia interior al más pequeño, al más abandonado, al más
enfermo, al que nadie tiene en cuenta, al que nadie quiere, el más pequeño y sirve
al más pequeño, está sirviendo a Jesús de manera superlativa.
A vos te mandaron a donde no querías ir, y
lloraste, lloraste porque no te gustaba, lo cual no quiere decir que seas una
monja llorona: ¡Dios nos libre de una monja llorona, que siempre se está
lamentando! Eso no es mío, eso lo decía santa Teresa a sus monjas, es de ella:
Hay de aquella monja que anda quejándose todo el día porque le hicieron una
injusticia. En el lenguaje castellano de la época decía: Guai de la monja que
anda diciendo me hicieron sin razón. Vos lloraste porque eras joven, tenías
otras ilusiones, pensaste que en un colegio podías hacer más cosas, podías
organizar futuros para la juventud y te mandaron ahí, Casa de Misericordia,
donde la ternura y la misericordia del Padre se hace más patente, donde la
ternura y la misericordia de Dios se hace caricia. ¡Cuántas religiosas y
religiosos queman, y repito el verbo, queman su vida acariciando material de
descarte, acariciando a quienes el mundo descarta, a quienes el mundo desprecia,
a quienes el mundo prefiere que no estén, a quienes el mundo hoy día, con
métodos de análisis nuevos que hay, cuando se prevé que puede venir con una
enfermedad degenerativa, se propone mandarlo de vuelta antes de que nazca! Y
una chica joven, llena de ilusiones, empieza su vida consagrada haciendo viva
la ternura de Dios, su misericordia. A veces no entienden, no saben, pero qué
linda es para Dios y qué bien le hace a uno la sonrisa de un espástico que no
sabe cómo hacerla, y cuando te quieren besar y te babosean la cara: esa es la
ternura de Dios, esa es la misericordia de Dios, o cuando están enojados y te
dan un golpe. Y quemar mi vida así, con material de descarte, a los ojos del
mundo, eso nos habla solamente de una persona, nos habla de Jesús, que por pura
misericordia del Padre se hizo nada, se anonadó, dice el texto de Filipenses,
capítulo 2, se hizo nada. Y esa gente, a la que vos dedicas tu vida, imita a
Jesús, no porque lo quisieron, sino porque el mundo los trajo así, son nada y
se los esconde, no se les muestra, no se les visita y si se puede y todavía se
está a tiempo se los manda de vuelta. Gracias por lo que haces, y en vos,
gracias a todas estas mujeres y a tantas mujeres consagradas al servicio de lo
inútil, porque no se puede hacer ninguna empresa, no se puede ganar plata, no
se puede llevar adelante absolutamente nada ‘constructivo’ con esos hermanos
nuestros, con los más pequeños, y ahí resplandece Jesús y ahí resplandece mi
opción por Jesús, gracias a vos y a todos los consagrados y consagradas que
hacen esto”.