OMPRESS-ROMA (1-09-15) Para que toda la vida
de los catequistas sea un testimonio coherente de la fe que anuncian, es la
intención misionera o por la evangelización que propone el Papa Francisco para
este mes de septiembre.
El Papa Francisco, en su primer año como sucesor
de Pedro, se dirigía, en septiembre de 2013, a los participantes en el Congreso
Internacional sobre la Catequesis. Su intervención, espontánea, recoge mucho de
lo que han sido y son las líneas directrices de sus tres años como Papa:
“Catequista es una vocación: ‘ser
catequista’, ésta es la vocación, no trabajar como catequista. ¡Cuidado!, no he
dicho «hacer» de catequista, sino «serlo», porque incluye la vida. Se guía al
encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio.
Recuerden lo que nos dijo Benedicto XVI: ‘La Iglesia no crece por proselitismo.
Crece por atracción’. Y lo que atrae es el testimonio. Ser catequista significa
dar testimonio de la fe; ser coherente en la propia vida. Y esto no es fácil.
¡No es fácil! Ayudamos, guiamos al encuentro con Jesús con las palabras y con
la vida, con el testimonio. Me gusta recordar lo que San Francisco de Asís
decía a sus frailes: ‘Predicad siempre el Evangelio y, si fuese necesario,
también con las palabras’. Las palabras vienen… pero antes el testimonio: que
la gente vea en vuestra vida el Evangelio, que pueda leer el Evangelio. Y «ser»
catequistas requiere amor, amor cada vez más intenso a Cristo, amor a su pueblo
santo. Y este amor no se compra en las tiendas, no se compra tampoco aquí en
Roma. ¡Este amor viene de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! ¡Es un regalo de
Cristo! Y si viene de Cristo, sale de Cristo y nosotros tenemos que caminar
desde Cristo, desde este amor que Él nos da”.